jueves, enero 05, 2006
Hoy es el cumple del Rey y también el de mi señor padre, que le caen 54 castañazos. Y como para saber los años que tengo lo que hago es restar 30 a la edad de mi padre, pues significa que este año tendré 24. Dios, debería empezar a plantearme sentar la cabeza. Y más si considero que igual este año tengo 25, o 27, o 68 según los cálculos de mi padre. ¿Por qué? Pues bien, me remontaré un año en el tiempo para explicarlo:
Hace exactamente 365 días y unas trece horas mi padre se subió a esquiar (una absurda tradición que sigue mi padre el día de su cumpleaños desde que le entró la crisis de la mediana edad). Todos los años parece ser que escribe en la nieve el número de años que cumple en la nieve. Y el año pasado, todo anchote él, nos cuenta en la cena: "Y cuando escribí 54 pensé...". Mi madre y yo le miramos como si se hubiera teñido el pelo de verde puñeta. "¿Por qué 54?" preguntamos unísonamente. "Pues porque son los que cumplo". Ya. "Cumples 53", mi madre dixit.
Así que por esa regla de tres, yo el año pasado cumplí 24. Igual este año los vuelvo a cumplir.
Y lo que más me jode es que me he recorrido Madrid durante dos días (gracias a Ros!) para encontrarle regalitos. Porque claro, hay que regalarle por el cumple y por los Reyes. Y con lo rarito que es, ¿¿qué coño le iba a comprar?? Al final me decidí por una corbata que me costó una pasta (ayer) y por un libro de Groucho Marx por el que he soltado otra pasta(hoy). Y lo peor es que me he dado cuenta de una cosa: ¿¿Por qué si mi padre ahora va de republicano (gracias al enlace Felipe-Leti) le tengo que regalar algo por Reyes?? Aaaarrrrgggghhhh!!!
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